Aviso:
“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR,
ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES),
EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS,
Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

jueves, 16 de diciembre de 2010

Señor Director. Memorias de Altamirano.


Memorias de Altamirano

Carlos Goñi Garrido Señor Director:

Con el apoyo entusiasta de Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia, Carlos Altamirano acaba de publicar sus "Memorias críticas". En verdad, el título mueve a engaño. Altamirano no hace ninguna autocrítica, sino que presenta la apoteosis de su consecuencia ideológica y visión política, lamentablemente derrotadas por la conspiración de los malvados unida a la debilidad, incoherencia ideológica y la ceguera de quienes suponía eran sus compañeros en los altos designios de la revolución. El historiador Salazar, a modo de notario del pasado, certifica estas desgraciadas circunstancias.

En efecto, Carlos Altamirano justifica su paso violento y extremista por la política chilena de los años 60 y 70 del siglo pasado, descargando su responsabilidad en los demás. No se salva nadie. Ni siquiera Salvador Allende.

Los cargos contra Allende son graves, por mucho que se escondan en eufemismos y declaraciones de eterna amistad. Para Altamirano, el Presidente Allende al final no se sobrepuso a su condición socialdemócrata o pequeño burguesa, negándose a asumir el costo de la revolución. Si Allende hubiera seguido las pautas que le daba él, el pueblo habría ganado la partida.

Es evidente que a Altamirano le preocupa dar una explicación satisfactoria sobre el suicidio de Allende. Trata el tema de modo recurrente. La califica como una decisión premeditadamente contrarrevolucionaria. Señala, incluso, que entre sus relaciones políticas más sofisticadas, como García Márquez, Sartre y Simone de Beauvior, la decisión última del Primer Mandatario dejó dudas inquietantes.

La duda que le queda al lector de las Memorias, entonces, es ¿contra quién se suicidó Allende? La gente siempre se suicida contra alguien. Contra el síndico de quiebras (al menos en el pasado); contra los padres que no entienden lo que está pasando; contra la pareja infiel. Y Allende, ¿contra quién se suicidó? Nunca lo sabremos a ciencia cierta. La versión oficial es que lo hizo en repudio del alzamiento militar. Sin embargo, luego de leer las memorias de Carlos Altamirano, surge una nueva conjetura. ¿No se habrá suicidado contra aquellos compañeros que lo llevaron al límite, que lo acorralaron? Esos compañeros que lo acusaron permanentemente de socialdemócrata, indeciso, pequeño burgués, y que al llegar la hora de la verdad se esfumaron de los cordones industriales para reaparecer en París de Francia.

Si esta presunción tiene valor, significa que el suicidio de Allende es el cargo más grave en contra de los revolucionarios al estilo Altamirano. En sus memorias, Altamirano confiesa que en el momento que los militares salieron a la calle sólo pensó en "salvar el pellejo propio, lo que no le permitía, por supuesto, pensar o hacer nada serio en función del partido, o en función del pueblo". Y agrega: "El problema era al revés, cómo el partido o el pueblo pensaban y hacían algo para salvarlo a uno".

CARLOS GOÑI GARRIDO

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